La mejor tarta de manzana de Amsterdam

Hola viajer@s!

Estoy muy emocionada porque inauguro esta nueva sección de lugares especiales que quiero compartir con vosotros. Después de unos cuantos años en Amsterdam, puedo decir que nos conocemos muy bien y quiero que mis rinconcitos únicos, alejados del tumulto turístico, formen parte de vuestros recuerdos.

Si has naufragado por internet y gracias a ello has llegado hasta aquí, bienvenid@! Y si te apetece saber quién escribe todo esto, aquí me presento con toda la vergüenza que da escribir sobre uno mismo 🙂

La primera entrada de esta nueva sección está dedicada al Cafe t’ Papeneiland. Seguramente ya lo hayáis visto antes sin ni siquiera saberlo y es que es el negocio que ocupa una de las esquinas más fotografiadas profesionalmente del Jordaan.

¿A qué te suena esta foto?

Además de tener la posibilidad de tomar una foto de postal, la visita al Cafe t’ Papeneiland es especial por muchas razones. 

Este lugar es un auténtico braun kroeg (pub marrón o café marrón). Estas cafeterías-cervecerías son las más antiguas de Amsterdam y solo con entrar puedes respirar los siglos de antigüedad de sus paredes (este edificio data de 1641). Todo de maderita oscura (de ahí les viene el nombre) y con una decoración muy poco cool, os prometo que el espacio tiene personalidad propia y solo le falta hablar! (No comparto fotos del interior porque prefiero que sea sorpresa y lo descubráis vosotros mismos).

Además de su ambiente de época, puedo decir que ahí es donde he probado la mejor tarta de manzana de la ciudad.

Yo se qué todas las guías y blogs os mandan al archiconocido Winkel 43. En mi humilde opinión,  la calidad de su tarta ha disminuido bastante en los últimos años. Será por las tropemil tartas que venden al dia…

En cambio, esta tarta sí que tiene los sabores que debe tener: manzana bien jugosa con canela y un recubrimiento riquísimo. ¿Será tal manjar porque es la receta original de la abuela y la preparan ellos mismos cada día?

El aspecto no puede ser más casero.

En tercer lugar, no puedo dejar de mencionar a la persona encargada del local. El nieto de la familia Tiel, que fueron quienes adquirieron el Café hace ya 60 años. Es una persona muy amable y sociable, y me encantó tomarme un café amenizado con una pequeña conversacion sobre su barrio, la última vez que paré por allá.

Y para los frikis de las historietas y anécdotas como yo, aquí van dos. El Cafe Papeneiland tiene una historia secreta. Existe un túnel escondido en sus entrañas. El nieto Tiel me enseñó la entrada con la linterna de su móvil. Puedo decir que no me hubiera metido ni loca, teniendo en cuenta que esta ciudad tiene el mismo número de ratones que de habitantes 🙂

Básicamente es un espacio pequeño por donde puedes andar pero debes de ir agachado y se supone que se dirige unos metros por debajo del canal hacia el edificio del otro lado. Dicen que, en el siglo XVII, los católicos que querían reunirse en la iglesia escondida Het Posthoornkerk entraban por este edificio y utilizaban ese pasaje secreto para evitar ser descubiertos.

Y por último, una anécdota más…aunque mejor que contarlo, dejo que lo descubráis vosotros mismos. Hace unos ocho años les visitó un cliente muy especial, una persona conocida en todos los rincones del mundo. Hay fotos de ese visitante misterioso en las paredes del Café, así que si vais por allí, echad un vistazo. Si lográis descubrirlo y os apetece compartirlo conmigo, dejadlo en los comentarios. A ver quién es el primero en hacerlo!

Si os ha gustado este viajecito por uno de mis lugares favoritos de Amsterdam y gracias a él, habéis podido tener vuestro ratito mágico en el Cafe t’ Papeneiland, me haría inmensamente feliz saberlo.

Podéis compartir vuestras fotos con el hashtag #amsterdamenbicicleta en Facebook, Instagram, Stories o Twitter, o podéis pasar a verme por la tienda de bicis y decirme “Hola Ana, acabo de comerme la mejor tarta del mundo!” 🙂

Un abrazo a tod@s!

Ana